Kvas

El kvas es una bebida fermentada tradicional con profundas raíces en la cultura de Europa del Este. Se elabora a partir de pan de centeno negro o común, que se fermenta con agua, azúcar y levadura natural. El kvas se ha consumido durante más de mil años, con los primeros registros que datan del siglo X. Originalmente se producía en monasterios y hogares como una forma de conservar el pan y aprovechar los panes duros. Con el tiempo, el kvas se convirtió en una parte central de la cultura culinaria eslava, valorado por su sabor refrescante y sus cualidades probióticas.
El sabor del kvas es distintivo y varía según los ingredientes y el tiempo de fermentación. El kvas clásico tiene un sabor ácido, ligeramente dulce y a malta, con un toque de acidez proveniente de la fermentación. Algunas versiones tienen un perfil más marcado a pan y tierra, mientras que otras, especialmente las comerciales, son más dulces y carbonatadas para asemejarse a refrescos. El kvas suele aromatizarse con hierbas, bayas o frutas, especialmente en variantes regionales o caseras.
El kvas es más popular en Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Letonia y Lituania, donde a menudo se vende en botellas, en puestos callejeros o incluso de grifo en quioscos y camiones durante los meses de verano. En la era soviética, se promovió como una alternativa saludable a los refrescos occidentales, lo que contribuyó a su amplia distribución y valor nostálgico. En los últimos años, el kvas ha experimentado un resurgimiento fuera de Europa del Este, especialmente entre los consumidores preocupados por la salud en Estados Unidos y Europa Occidental, donde se aprecia por su bajo contenido de azúcar y su fermentación natural.