Diario del modelo

Brasil y el modelaje no son una combinación fácil. Habiendo nacido en un pequeño pueblo del sureste de Brasil, convertirse en modelo ni siquiera era un sueño genial, obviamente era tan difícil como convertirse en astronauta, por ejemplo. Tenía casi 16 años cuando mi prima me etiquetó en una publicación de Facebook donde una de las no tantas agencias estaba buscando caras nuevas. Sin embargo, el director de la agencia se fijó en mí y me respondió diciendo que les hubiera encantado conocerme en persona. ¡Así empezó todo!

Era demasiado joven y además vivía lejos de São Paulo, donde estaban ubicadas las principales agencias de modelos de la industria de la moda brasileña. Durante mi primer año aprendí sobre la industria de la moda, tuve clases de pasarela y comencé un curso de inglés. Luego, a los 17 años, me mudé a São Paulo para vivir allí con mi tío y su esposa. En cinco meses ya tuve algunos castings, algunas sesiones de fotos de prueba, y tuve la oportunidad de desfilar en una pasarela no remunerada. Y después de eso finalmente sucedió… ¡Firmé con una agencia en Londres!

Mudarse a otro país con solo 17 años, sin conocer a nadie, fue aterrador y, cuando miro hacia atrás, ¡incluso lo encuentro imprudente! Apenas hablaba inglés, mi familia no podía mantenerme con dinero y 1 libra esterlina equivalía a 4,65 reales brasileños, ¡así que era realmente muy caro! Teniendo en cuenta que no provenía de una familia adinerada, ¡fue difícil! La mayoría de los aspirantes a modelos brasileños suelen tener una historia de vida similar, así que lo entendemos y tratamos de ayudarnos unos a otros tanto como sea posible. Muchos de los modelos brasileños que conocí en mi primer viaje todavía eran mis amigos más cercanos. Cuando tenía un contrato de modelo en Estambul, Turquía, vivía en el apartamento del modelo con otras tres modelos brasileñas y realmente nos convertimos en un equipo de ensueño. Solíamos compartir nuestra lista de compras, cocinar juntos, ver lugares de interés, ver películas y participar juntos en algunos castings extraños. Recuerdo que un día, llegando a un casting de una marca de cocina, el cliente me pidió que simulara ser un flamenco comiendo una galleta. ¡Ese vídeo publicitario quedará en mi memoria para siempre! 🙂

Después de Estambul, volví a Londres y solo tenía un sueño: ¡ir a París! Un miércoles de los comunes, me enteré que mi agenda de modelo estaba libre hasta el próximo lunes, así que llamé a una amiga y le pregunté: “Oye, ¿qué planes tienes para el fin de semana?”. Una de mis otras amigas vivía en París, así que podíamos quedarnos en su casa. Compramos los billetes más baratos y fuimos a París por primera vez en nuestras vidas. El modelaje te brinda muchas oportunidades para viajar, pero no siempre puedes tener tiempo para ver los lugares de interés, así que agradezco que mi primera vez en París no haya sido un viaje relacionado con el trabajo.

Posteriormente, en 2021, me fui a París con mi novio. Solo visité una agencia allí y planeé pasar unas lindas vacaciones, pero el segundo día la agencia me llamó para contarme una gran oportunidad de tener una sesión de fotos con un equipo increíble, así que me puse a trabajar. Durante la sesión de fotos recibí una llamada de mi agencia de Londres diciendo que tenía una campaña de moda al día siguiente y que tenía que regresar urgentemente a Londres. Reservé el último tren nocturno, mi novio me ayudó a empacar cosas y corrí a la estación de tren. Algunas personas se estresaron mucho con cambios de planes de último momento, ¡pero esa no es mi historia! Me encanta cómo el modelaje siempre me sorprende y cómo pueden suceder todas esas cosas repentinas, ¡así que me encanta!

El mismo año, durante la Semana de la Moda de Lisboa, un director de casting me dio algunas entradas extra para que mi novio y mis primos pudieran venir a verme en un desfile, lo cual fue genial para darles a todos la oportunidad de verme caminando en la pasarela de moda!

Para darle a mi familia la oportunidad de ver mis logros en el modelaje, normalmente trato de guardar y coleccionar todas las fotos y revistas para poder mostrarlas cuando nos encontremos. ¡Tener amigos alrededor del mundo me ayuda mucho con eso! Por ejemplo, el año pasado alguien me envió un mensaje de texto en Instagram: “¡Chica, te acabo de ver en la revista Vogue!”. No tenía idea de cómo podía ser así, ¡pero resultó que una de mis fotos de antes de la pandemia fue publicada allí! Estaba muy feliz, pero el número de la revista ya estaba agotado (¡tenía 2 meses de retraso en mi deseo de comprarlo!), así que tuve que buscarlo en eBay y luego pagar el precio igual al precio de tres. números de la revista, sólo para conseguir ese mismo, ¡para poder mostrárselo con orgullo a mi familia! Entonces, a veces la vida como modelo es realmente más difícil que convertirse en astronauta, ¡y eso es cierto!